El desarrollo y la formación, como tantas otras cuestiones, podrían tipificarse como procesos “muy personales”, una mezcla que combina capacidad, motivación, oportunidad y los “X” que cada persona, con sus circunstancias, adicione a la fórmula.
¿Por dónde comenzar? Luego del resultado de una evaluación, cualquiera de ellas -retroalimentación de un jefe, evaluaciones múltiples, etc.-, leer los comportamientos de la competencia que se desee desarrollar será el punto de partida. Del mismo modo, en cualquier otra circunstancia.
En la Metodología MAI una competencia se abre en grados, donde A es el más alto, D es el menor, siendo este último, igualmente retador e interesante. En el caso de ausencia de una competencia a ese nivel se lo denomina “No desarrollado”.
Imaginemos una escalera por la cual es posible subir escalón por escalón. Si represento al desarrollo como una escalera, para desarrollar una competencia una persona podría subir dicha escalera ascendiendo de un grado más bajo a uno más alto.
De acuerdo con la Metodología MAI sería comenzar por subir del Grado D al Grado C y así continuar.
Con frecuencia, la lectura detallada de los comportamientos permite ese camino ascendente. No obstante, este desarrollo o crecimiento se realiza paso a paso. Difícilmente se pueda dar un salto del nivel inferior, Grado D al nivel más alto, Grado A.
Continuando con la idea de la escalera, quizá el puesto que la persona ocupa requiere Grado D, por lo cual, su grado de desarrollo es el adecuado y el ascenso deseado será para alcanzar niveles superiores dentro de, por ejemplo, un plan de carrera.
En un caso diferente, la persona en cuestión posee la competencia en Grado D y el puesto que ocupa requiere un nivel más alto, Grado C. Aquí su nivel de desarrollo es inferior.
Cuando el desarrollo requerido de una competencia es, como se expuso en el párrafo anterior, de un grado, la mayoría de las veces la sola lectura de los comportamientos permite el crecimiento deseado.
Si la diferencia fuese mayor, la persona evidencia comportamientos en Grado D y el puesto que ocupa requiere Grado B o Grado A, quizá necesite el apoyo de acciones adicionales para alcanzarlo.
Este será un primer nivel de análisis, la primera acción a realizar cuando la persona en cuestión tenga el propósito de crecer, de mejorar. Sin motivación, el autodesarrollo no será posible.
Una forma de “motivar” a las personas en su desarrollo será explicar el autodesarrollo desde la mirada del otro. ¿Cómo? Planteándole a las personas cuál es el beneficio, desde su propia mirada. Imaginando, en términos concretos, para qué les sería útil -a cada uno- mejorar en una competencia, más allá de decirle que será bueno para su carrera laboral…
Por ejemplo, desarrollar algunas competencias mejorará la relación con amigos. En otros casos le ayudará en las tareas de la vida cotidiana, etc.
Las competencias, los comportamientos, son inherentes a las personas. Al desarrollar comportamientos -autodesarrollo-, dichas mejoras repercutirán, beneficiosamente, en todos los ámbitos de su vida profesional y personal.
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